Hacía un día estupendo para conducir trenes…
En la cabina de una 252 llegamos a Córboda Central a las 10:15 más ó menos con el 9116.
Breve parada para que bajen los viajeros y suban los que continúan a Algeciras.
Nos ponemos en marcha y nos desviamos a la izquierda, camino del intercambiador de ejes a velocidad baja.
A pocos metros del mismo nos detenemos para que se efectúe el desenganche de nuestra locomotora con la composición de coches Talgo 200 y nos desviamos aislados a vía con topera.
Cosas del destino o de la casualidad.El compañero que realiza el desenganche coincidió conmigo de Especialista de Estaciones en Vicálvaro, así que doble alegría.
El trabajo aquí no es tan frenético como el de la "clasi" en sus buenos tiempos.Ni mucho menos.
Por su propio peso, la composición de coches Talgo comienza a rodar camino del intercambiador de ejes de Córdoba, mientras al otro lado del mismo, una 333 con colores taxi (¿de transporte combinado?) espera para recogerlos.
El paso por el intercambiador se realiza por supuesto a baja velocidad, lo que me permite grabar sin problemas todo el proceso.
Había estado ya dentro de un intercambiador, pero nunca mientras se produce el paso de un Talgo.
Resulta curioso el sistema de refrigeración / lubricación consistente en tuberías que sueltan agua sobre la superficie lisa sobre la que se apoya lo que creo se trata de la caja de grasa de la rueda mientras el eje se ensancha o estrecha según el caso.
La "tresmil" espera a que se enganche el primer vagón y es ahora la diésel la que tira del Talgo hasta que el último vagón pasa por el pequeño cobertizo donde se encuentra el intercambiador.
Evidentemente no dejo escapar la oportunidad de grabar el enganche (que tantas veces yo he hecho a la inversa) y mucho menos la de ver a la 333 acelerando sus motores tirando del insignificante peso del Talgo 200 mientras se aleja camino de Algeciras.
Una vez alejada la composición, se queda al descubierto el tractor de maniobras serie 310 (el 109) que será quien salga al encuentro del Talgo procedente del sur que llevaremos a Madrid.
Mientras esperamos unos 15 minutos, recordamos los viejos tiempos y hablamos de fútbol.
El circuito de la pequeña mesa que muestra las señales de entrada y vías procedentes de Madrid y Málaga se bloquea, lo que significa que nuestro Talgo se aproxima.
El maquinista "piloto" andaluz como él sólo ("der Beti…") no tiene inconveniente en que suba al 310 y salgamos al encuentro del tren apartados en una vía con topera.
Un foco lejano delata a la 269 con colores de grandes líneas que tira del Talgo 200.
Un pitido del maquinista como saludo al verme a pie de vía grabando queda de maravilla en mi cinta de hoy.
A la altura de nuestro tractor, al poco de rebasarlo, el Talgo se detiene y mientras un especialista engancha por cola una vez se situa y hace topes, me pego una carrera hasta cabeza –el tren es corto- y grabo el desenganche de la japonesa y aprovecho para subir a cabina unos pocos metros.
Maniobra inversa. Ahora es nuestro tractor el que empuja el Talgo hacia el intercambiador y hacia la 252 que con el 9119 nos lleva de regreso a Madrid.
333 (bonito número) pasajeros a bordo, incluyendo señora mayor que solicita silla de ruedas esperando en Madrid Atocha a la altura del coche número 8.
Una vez enganchados iniciamos marcha hasta Córdoba Central, de la que nos separa algo más de un kilómetro creo yo, y en la que ni siquiera paramos.
A Madrid directos.
Hace un sol de justicia que intentamos apreciar a través de los cristales frontales impregnados de miles de pequeños insectos de menor ó mayor corpulencia (a juzgar por los rastros que dejan) que decidiron saludarnos de frente al venir y al regresar.
200 km/h de máxima conduciendo con CTA.
Disfruto del paisaje recostado en el asiento del ayudante de la locomotora y charlamos durante el camino.Envidia sana por no poder estar a los mandos.
Me resulta curioso en la provincia de Toledo, a la altura de Los Yébenes, como los característicos postes de hormigón de la catenaria son sustituidos por otros de ligero armazón metálico de color verde / azulado que han sido al parecer colocados en fase de pruebas para su uso en la línea de Alta Velocidad a Barcelona.
En éste tramo el AVE alcanza los 300 km/h sin notarse apenas (como explico en mi otro relato "en la cabina del Ave), de ahí seguro que haya sido elegido dicho tramo.
Toledo a la izquierda y Madrid al fondo.
El día invita a que mucha gente haga fotos o grabe desde los pasos elevados.Los trenes gustan.
No es que sea muy habitual, pero nosotros encendemos el foco y pitamos para saludar.
Siento si acaso haber estropeado la foto al chico de lo alto del puente llegando a Madrid por haberme incorporado hacia adelante y haber saludado con la mano mientras sonreía…
A las 13:22 tenemos prevista la llegada a Atocha y una vez parado, lo siento, no puedo evitar la para mí magnífica sensación de abrir la puerta y asomarme para ver como los más de trescientos viajeros bajan del tren y se dirigen a la salida.
Siempre hay algún niño que como yo se quedaba atónito mirando la locomotora y al maquinista de la misma como si se tratara de un ser superior, más bien privilegiado por estar a los mandos del tren.
Me hace sentir un poco importante, aunque nada más lejos de la realidad. En 20 minutos cojo el cercanías y de vuelta a casa como uno más.Mañana a la oficina.
El día no puede acabar de mejor manera.
Por la vía 2 de Atocha cercanías hace su entrada el Talgo procedente de Cartagena-Murcia-Albacete con la locomotora "Virgen de Montserrat" (¿354-008-5?) y para brevemente.
Me encantan los trenes.
Raúl.