Queridos amigos,
Lamento el retraso de esta respuesta. Recientemente me he comprado el Final Fantasy X-2 y he dejado el MSTS un poco de lado. Qué gozada de juego. ¡Y sin instalación! “Y el séptimo día Dios creó la PlayStation y era un prodigio de tecnología y no se colgaba, y la puso a disposición del Hombre que, regocijado desde aquél instante, sólo vivió para acabar con el Monstruo de la Última Pantalla” Génesis, 2:14
Debo decir que daba por muerto el presente hilo ante la ausencia de respuestas a mi anterior contribución, y en verdad que no me extrañaba lo más mínimo puesto que no puede ser más explícito y argumentativo sobre lo que al respecto sostengo. Supongo que la reciente aparición de un par de mensajes que, uno de forma expresa, y otro de forma tácita, han respaldado mis humildes opiniones, ha espoleado a los colegas, a quienes ahora dirijo esta respuesta, a contestarla. Y me alegro por ello. Sin embargo me ha desagradado la forma en que, Javier, te has dirigido a mí y a mis contribuciones y, permíteme que con el mayor de los respetos te lo indique, me han parecido unas palabras venidas más del resentimiento y el hastío que de la razón y el debate reflexivo y por ello fuera de tono, y más estando éstas suscritas por un moderador del foro. A ellas me refiero.
Desde el momento en que me adherí a este foro, y precisamente por esa causa, mi intención no escapó jamás a la de referirme a cuantos temas de ámbito ferroviario puedan interesarme o entretenerme, y desde luego el mundo del tren es tan rico como se quiera y abarca cuantos temas colaterales puedan imaginarse. Si por las circunstancias de la respuesta necesito o deseo recurrir a “complicadas” argumentaciones extraídas de la “ciencia jurídica” que son susceptibles de “aburrir” al personal, me considero con el perfecto derecho de hacerlo en la medida en que sostengan y razonen mi argumento que, dicho sea de paso, y a pesar de vuestras respuestas, nadie ha revocado de manera convincente. La “complicación” de un argumento es tan sólo una función del entendimiento del que lo asimila, las referencias a la “ciencia” jurídica (el Derecho es cualquier cosa menos una ciencia) son exactamente igual de válidas que las referencias a un lenguaje de programación o a la gastronomía de los vagones-bar (al fin y al cabo, estamos hablando de contratos, licencias y delitos de propiedad intelectual) y, llegado el caso, si mis contribuciones aburren, tranquilo me quedo puesto que los lectores de este foro tienen entero arbitrio y libertad para abstenerse de leerlas y muchísimo más de darles respuesta. Hay muchos otros hilos en este estupendo foro, pero el número de lecturas y mensajes del presente me incita a pensar que el interés de mis “aburridas” pláticas y de sus correspondientes respuestas no es una completa ilusión. De todas formas, comparto contigo el gusto por los temas más populares y amenos pero no me parece conveniente poner en duda el interés de la contribución de un suscribiente por muy larga y “complicada” que parezca. Tal vez no sea este el hilo más “divertido” (recomiendo a los lectores “Todo lo que MSTS me ha enseñado”, de mi propia cosecha y susceptible de ser distribuido por cualquier medio que se considere pertinente), pero desde luego sí resulta “provechoso” e intelectualmente estimulante. A mí al menos sí me lo resulta. Las polémicas serias y los debates encendidos son una parte vital de todo foro, y en cualquier caso mientras se respeten las formas las contribuciones de nadie estarán de más.
Por cierto, Javier, yo creo que Rousseau dejó de estar vigente (:?:) con la Perestroika. En estos momentos se me antoja más la vigencia de Hayek. ¿Tú qué opinas? Cuando quieras abrimos otro hilo y recuerdas los viejos tiempos...
La verdad es que no sé ya cómo volver al tema de los derechos de autor sin repetir lo expuesto, creo que con suficiente claridad y contundencia argumentativa, en anteriores mensajes, así que prefiero no extenderme mucho porque no pretendo convencer a nadie (ni desde luego nadie va a convencerme a mí con meras declaraciones de opinión). Creo que lo que expuse aún no ha sido falsado y sólo se ha presentado la misma proposición acerca del respeto a los derechos y deseos del autor per se cuya única peana es una apreciación moral difusa que tiene la consistencia de la arcilla en un día de lluvia. Lo que sí he percibido es una acusación velada a mi eventual uso de los protocolos P2P de ser una innobleza y una falta de respeto a los autores por mi parte. Como lo que expuse en el anterior mensaje me lo creo por completo, no considero que mi comportamiento sea irrespetuoso y mucho menos innoble, al menos no tanto como la superioridad moral que se arroga una persona que así lo considera.
Es cierto que cuando aceptas uno de esos famosos contratos de licencia se debe lidiar con los problemas que tal aceptación comporte. Eso incluye la imposibilidad de reclamar daños, aunque en el caso contrario la indefensión sería manifiesta por los mismos motivos por los que un autor no puede controlar de hecho la distribución de sus obras. Pero hay daños que sí pueden ser perseguidos por la magnitud de sus consecuencias. Que todo el mundo asuma de una vez que el derecho de propiedad intelectual no es, ni con mucho, el derecho más importante del universo, aunque sea el tema que nos ocupa. Un virus violento disfrazado de programa freeware con contrato de licencia será objeto de intervención penal por mucha aceptación que haya de por medio. Tal vez sea esta una de las paradojas del asunto: no sería relativamente difícil dar con el autor concreto de tal virus y sí evitar que millones de personas accedan al programa por diferentes vías. Y sin duda es una prueba más de lo endeble que es un contrato de licencia sin respaldo notarial y de diluido valor jurídico. Una consideración, Bonito269: el contrato se inventó en el instante en que se hizo evidente que los apretones de manos y la palabra de los hombres carecían por completo de valor.
Como dije, no voy a volver a argumentar lo que expuse en el mensaje anterior, pero sí voy a añadir un argumento que no es ni jurídico, ni político, ni judeo-masónico y sí un derroche de sentido común: si medio planeta se conecta a la Red para obtener archivos por cualquier medio que a su alcance se disponga, ¿por qué yo me iba a quedar sin disfrutar una obra? Desde luego que bien tonto sería. Pero por lo menos demuestro mi respeto y mi nobleza reconociendo cómo me bajo algunos archivos, en qué circunstancias y argumentándolo con supuestos razonados y razonables. Sería mucho más fácil hacer lo que la inmensa mayoría y predicar con el lenguaje políticamente correcto mientras escucho lo último de Estopa en MP3 recién bajadito del Kazaa. Y a colación traigo una pregunta que formulé en mi anterior mensaje y que no obtuvo respuesta: ¿ninguno de mis interlocutores que legítimamente defienden su postura a favor de esos derechos de autor tiene un, un solo, MP3 en su disco duro? ¿Nadie se ha hecho jamás un CD pirata “a la carta” o una copia de un original? ¿Nadie ha comprado jamás a un mantero? ¿Nadie ha robado una piruleta de pequeño? ¿Nadie ha tenido pensamientos impuros? Como la última pregunta seguramente tendrá una respuesta afirmativa unánime podemos olvidarla...
Ambos habéis coincidido (y también con nuestra querida SGAE, mira tú las cosas) en que la violación reiterada de los derechos de autor acabará con las creaciones artísticas. Lo menos que se puede decir es que es ésta una afirmación tendenciosa, un tópico carente de demostración empírica y la justificación por excelencia de monopolios empresariales y de sistemas productivos de entretenimiento que subyugan a “clientes” (usuarios, destinatarios, usufructuarios, como se les quiera llamar, Javier, a los que nos cobran “cánones” por ella, en definitiva) y autores por igual (a los que recortan sus legítimos beneficios). ¿Dónde está la evidencia de la autofagia creativa? Yo no la he visto. Vuelvo a decir que el ímpetu creador es una fuerza noble que está por encima de constricciones económicas, políticas y sociales. No más cháchara; ejemplos: ¿Acaso el hombre de las cavernas dejó de pintar sus rituales de caza en las paredes de los antros de Altamira por temor al plagio? ¿De veras pensáis que Platón, Aristóteles, Pitágoras, Homero, Tales... dejaron de elucubrar y escribir porque se contravinieran unos derechos de autor que en su época no existían? ¿Acaso en épocas de guerra y opresión y censura política la literatura no brilla, con más intensidad si cabe, (la poesía del sufrido Miguel Hernández es preciosa) y acaba por conmover a países enteros hacia su liberación? ¿Acaso nuestro querido amigo David Bisbal no sigue creando maravillosas melodías a pesar de la tremenda lacra de la piratería (lo de maravillosas era ironía)? ¿Acaso esa misma piratería evita que año tras año se incorporen al mundo de la música un mínimo de 16 “triunfitos” y toda una cuadrilla de solistas salidos de la nada? ¿Acaso la fotocopiadora enterró el intelecto de los escritores? ¡Y estamos hablando de derechos de autor y de sus correspondientes contraprestaciones económicas! Y vamos al que interesa: ¿Acaso hemos dejado de disfrutar de nuestros trenes favoritos (a falta del Euromed...) e incluso del propio MSTS aunque todos sabemos que los protocolos P2P a alta velocidad existen desde el año 1998? Pues claro que no. Los medios P2P acabarán por democratizar el mercado, racionalizar los precios y hacer más eficiente y descentralizada la distribución de los productos. Yo no veo la perdición y la condenación por parte alguna.
Soy consciente del tono ligeramente exaltado de este mensaje y por ello pido disculpas antes de finalizarlo y reitero mi única intención de contribuir de forma mesurada a este foro y mi más efusivo respeto por todos sus integrantes, a los que de ningún modo pretendo faltar. No espero menos. Admiro a los creadores y la mejor prueba de mi admiración es expresar con sinceridad lo que al respecto de este tema opino. No se me escapa que la opción más cómoda (y común) consiste en piratear como un poseso y sonreír al público asegurando que se respetan hasta las comas de los contratos de licencia...
Sin duda. Obliga a reflexionar.
Un cariñoso saludo.
Atte,
Jorge