publicado por primera vez el 31 de marzo de 2.002
Una mañana de domingo cualquiera en Madrid Atocha AVE…
Son las 7 y media de la mañana cuando llegamos a cabeza de un Talgo 200 estacionado y encabezado por dos locomotoras de la serie 252 en colores AVE.
La segunda, la 252-007-0 es la que nos llevará a Córboba con el tren 9116 destino Algeciras, parando en Ciudad Real,Puertollano y Córdoba.
Mi amigo el maquinista me enseña la cabina y me explica brevemente los mandos, así como un rápido paseo por el pasillo central de la sala de máquinas.
Una vez de vuelta en cabina,la locomotora que se encuentra delante nuestra avanza y se nos abre la señal para que nos dirijamos hasta el punto de retroceso que nos lleva, una vez nos lo permiten, hasta nuestra vía.
El Especialista de Estaciones engancha y coloca la manguera de calefacción a tren así como las de freno, para que se haga la prueba.
Todo conforme.
El servicio de limpieza da un repaso a los cristales y espejos retrovisores y esperamos hasta las 8:15, nuestra hora de partida.
La voz del Puesto de Mando nos indica "Operaciones Terminadas".
Mi amigo abre el regulador y avanzamos.
La 252 se pone en marcha suavemente y ni nota el peso de los 13 coches que llevamos por detrás.
Conducimos asistidos con el CTA, así que realmente somos meros "pasajeros" dentro de la cabina.
Hasta casi Cerro Negro la marcha es lenta, rondando los 70 Km/h, pero a partir de ese punto la aguja del indicador de Frenado / Tracción no deja de inclinarse hacia el lado derecho.
Esto coge marcha y casi ni se nota.
Los talleres de Cerro Negro a nuestra izquierda son un fantasma.
Un restaurante recién inaugurado sustituye alguno de los antiguos edicifios , y en las rotondas y cocheras no hay "tresmiles" ni 2100.
Tan sólo alguna que otra 446 de cercanías.
Llegando a Santa Catalina la marcha es ya acelerada.
Las obras del nuevo trazado de Alta Velocidad a Barcelona están hoy paradas, pero vemos alguna locomotora rumana del GIF, así como vagones con balasto y trenes carrileros.
Ya no bajamos de 200 km/h, la máxima del tren, y la verdad, cuesta creer que se vaya a tal velocidad, pues la 252 no parece moverse salvo en algún cambio o junta de dilatación.
Amanece mientras dejamos Madrid y nos adentramos en la provincia de Toledo.
Los cambios de rasante durante todo el recorrido son impresionantes.
La "inteligencia artificial" hace que nuestra máquina acelere ó ralentice la marcha según se requiera, de manera que seguimos siendo casi espectadores de lujo, y nos limitamos a observar como la aguja indicadora se mueva de izquierda a derecha o se mantenga en el punto cero.
De momento nos cruzamos con una 252 aislada que regresa a Madrid y que puede tratarse de la "exploradora".
La calma de la marcha se rompe tan sólo cuando los ventiladores de tracción se activan o cuando el avisador acústico del "Hombre Muerto" se queja y nos deja oir algo parecido al trino de un pájaro.
Tres pitidos (uno de ellos anterior al característico cartel azúl) anuncian también de vez en cuando el punto en el que el maquinista ha de cerrar completamente el regulador.
Por lo demás, el sonido de los motores es casi nulo, aunque es posible que la cabina no esté del todo insonorizada y presurizada a juzgar por el ligero ruido de oídos con el que acabé terminado el viaje una vez pasados tal cantidad de túneles.
Triste pero cierto. Los sustos más grandes te los llevas cuando pequeñas aves acaban su vuelo contra nuestro testero a velocidad de vértigo.
El primer impacto te sorprende y asusta, el segundo también.El resto ya es algo que das por hecho.
Eso sí, unas cuantas palomas "libran piquete" y remontan el vuelo justo antes del impacto.
A las 9:21 llegamos a Ciudad Real, donde efectuamos una breve parada antes de seguir viaje hasta Puertollano, con hora de llegada a las 9:33.
Camino de Córdoba, por Sierra Morena, me lamento por las nubes bajas que aparecen y que van a estropear mi grabación en cámara del viaje.
Falsa alarma.Pasamos los primeros túneles de longitud considerable y disfrutamos después de un sol espléndido que muestra un paisaje verde después de las lluvias de los últimos días.
Nos acercamos a Córdoba Central y el maquinista avisa por tren tierra que un perro de caza está en plena vía contraria.
Es notable la cantidad de animales arrollados en plena vía, teniendo en cuenta los detectores de presencia o de objetos de los que dispone el trazado.
En los pasos elevados por ejemplo, una especie de tendedero de los de la ropa en las casas actúa a modo de detector de posibles objetos caídos ó arrojados a la vía.
Golpe impresionante en la parte superior de la locomotora al entrar en un nuevo túnel.
Parecieron ser dos, así que el maquinista acostumbrado (no yo) sugiere que puede tratarse de un par de aves grandes (¿buhos?) que acabaron sus días contra nuestro testero.
Córboba al fondo, y me atrevo a decir que llegamos con cinco minutos de adelanto.
Maldigo mi segunda batería de la cámara que me impide grabar apenas la vuelta a Madrid, pero bueno, otra vez será.De momento he grabado gran parte del trayecto hasta Córdoba y algo del de vuelta en el 9119 con la misma locomotora hasta Madrid.
Raúl.
