por Alta Velocidad » Lun Ago 16, 2004 3:36 am
Gabriel y Guillermo:
El planteo de ustedes a mi juicio contiene una falacia, que consiste en pensar que ferrocarriles privados = ferrocarriles deficientes, indignos y malos para la sociedad; ferrocarriles públicos = ferrocarriles avanzados, dignos, buenos para la sociedad. Es un generalízación muy fuerte, con muchas excepciones en todo el planeta (incluso en la historia de la Argentina), y que no ve el problema de fondo de los ferrocarriles en la Argentina: si las privatizaciones fallaron, no es por la idea de la privatización en sí, sino porque la privatización se hizo mal, y el control que debía efectuar el Estado no fue efectuado. Estatizar los ferrocarriles no es una solución del problema, así como la privatización en sí no es suficiente para tener los ferrocarriles que tenemos.
El ejemplo de Gran Bretaña que mencionas tampoco sirve para tu argumentación, ya que las fallas que ocurrieron ocurrieron sobre todo en la infraestructura, plagada por una desinversión importante durante los últimos años de British Rail (estatal), y menos en el material rodante. La privatización en sí (iniciada por John Mayor, no por Margaret Thatcher) no fue la culpable de esos accidentes, sino más bien la forma en que fue implementada en cuanto a la infraestructura.
En la Argentina no ganaríamos nada con un ferrocarril reestatizado. El Estado actualmente no paga muchos de sus compromisos, y es el principal moroso en este país. No veo cómo algunos piensan que lo que las empresas privadas no hicieron (en parte porque no hubo control por parte del Estado), sí lo haría el Estado. Más allá de eso, las empresas privadas son perfectamente capaces de brindar servicios públicos, pero no sin el control y en algunos casos el auxilio del Estado. Algunos ferrocarriles en el país reciben subvenciones, pero no hay control que asegure que esas subvenciones sean invertidas en el ferrocarril. Otros ferrocarriles, como el Belgrano Cargas, no recibieron la mayoría de los varios millones que le fueron prometidos. Ustedes creen que si el Belgrano Cargas hubiera sido del Estado, se habría invertido ese dinero?
Otra cuestión es la forma en que se implementó la privatización: la asignación de la infraestructura a empresas de carga es un error, si es que se pretende operar trenes de pasajeros en la misma red. De nuevo, la falla no es de las empresas privadas, sino del Estado que puso condiciones que con claridad no preveía la posibilidad de correr trenes de pasajeros competitivos (y ni siquiera insistió en que se cumplieran esas condiciones tan laxas), y tampoco está previsto por este gobierno (sino fijense cuáles son las propuestas para la renegociación de los contratos de concesión). Ese mismo Estado confían que va a invertir dinero en infraestructura para que vuelvan los trenes de pasajeros, y se va a hacer cargo de las inversiones para arreglar el material rodante actualmente operado por las privadas?
El Estado tiene que cumplir sus compromisos. Esa es la clave. Si no lo hace, ningún ferrocarril (sea del Estado o privado) va a servir. En ninguna parte de este planeta una empresa privada juega limpio si no corre serio riesgos de ser castigada si no lo hace. Esto es así desde hace siglos, y no podemos pretender que cambie de un día para otro, y menos en nuestro país. En otros países las empresas privadas funcionan porque hay instancias de control (estatales) que son solidas, persistentes, e incorrompibles. Lo que tenemos nosotros acá son las mismas empresas y los mismos empresarios que en otros países, pero en un mercado que carece de control de cumplimiento de leyes, contratos y convenios. Es por eso que tener un ferrocarril estatal o tener un ferrocarril privatizado, en nuestro país, termina siendo lo mismo. Si ese mismo Estado no controla, no sé de donde sacan el optimismo para decir que los problemas se resolverían si el Estado se hiciera cargo de los trenes nuevamente.
Les recuerdo a todos también que una empresa estatal trae consigo una mayor corrupción, y sobre todo un aumento de planteles y (a veces) sueldos y una baja de la productividad. Fijense qué ejemplo tenemos en este país: Ferrobaires, la mayor operadora de trenes de pasajeros de larga distancia, está lleno de empleados políticos, bien pagados para lo poco que hacen (en la mayoría de los casos nada). El presupuesto de Ferrobaires, estoy convencido, no es bajo, pero la mayor parte se va en sueldos para una plantel tremendamente excesivo para las funciones que cumple. Ahí tienen el típico ejemplo de una empresa estatal en la Argentina. Y paraque vean que no es algo particular de una gobierno provincial, fijense cómo está funcionando LAFSA, con eso también tendrán un lindo ejemplo de cuán capaces han sido los gobernantes de turno de armar una empresa estatal, y cuán útil sería un comeback de Ferrocarriles Argentinos.
Carlos